…y vino el Mar y me trajo tu recuerdo


Después de mucho aprendí que es mejor no forzar nada. Las cosas suceden, o no. Da igual que hagas lo imposible, inventes estrategias, desates nudos y cruces galaxias. Si tiene que ocurrir no podrás evitarlo y si no, dará igual lo que hagas , nunca sucederá.

Ninguno tenemos la varita mágica de hacer milagros. Esto sucede con la vida, con los hijos, el trabajo, la familia, las ilusiones, los sueños, el amor…

Yo siempre quise ser diseñadora de modas, y lo soy. Puedo hacer cosas maravillosas con un trozo de tejido, aunque no soy la diseñadora que yo soñaba.

Quería tener hijos, una familia grande , y realmente la tengo. Aunque mis hijos no son biológicos y no me llaman mamá, yo soy su madre.

Crecí con los Cuentos de Grinn, rápidamente y sin anestesia pasé a leer a Isabel Allende. Mis sueños de Hadas con Príncipe Azul se mezclaron con otros no tan ideales, aunque aún no he renunciado a encontrar a mi caballero andante, así me lo encuentre hechizado y con pinta de rana mutante.

Los príncipes azules siempre vienen con mucho cuento.

De ahí que viaje siempre que puedo -en alguna parte estará.

He doblegado mi carácter al infinito y más allá y ahora sólo me salen subtítulos -y a veces humo de las orejas, pero apenas se nota con el pelo largo .

Creo incluso que estaba destinada a ir hablando sola en voz alta y que a nadie le iba a sorprender . Seré una «vieja loca divertida que habla sola» -tengo mucho mundo interior.

Eso de tropezarse con «almas gemelas » me sucede constantemente. He debido vivir intensamente varias vidas porque de otro modo no tiene explicación.

Y a veces huyes de la vida, del ruido, del amor. Y sales corriendo a refugiarte a tu concha. Tengo suerte . Mi concha es estupenda. Y vuelvo a encontrarme allí con los recuerdos que me asedian constantemente. Nunca pienses que te olvido. La culpa es de Blanca nieves. De Caperucita Roja y también de Cenicienta.

Mi cuento ha de ser perfecto. A ese no voy a renunciar por nada del mundo.

No tiro la toalla, pero la dejo al Sol o incluso me compro una nueva.

Al fin y al cabo será mi toalla.

En alguna de esas vidas que viviré, mi historia será perfecta. Poco a poco aprendo a hacerlo mejor, lo puedo sentir.

Mientras, vivo lo mejor que puedo.

Al Mar jamás renunciaré.

Isabel Jiménez

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