… Primavera

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Sin saber cómo
Había llegado hasta aquí.


La mañana fría, cómo deben ser las mañanas de Primavera.

El café amargo y templado, ya por el segundo -con uno no tengo suficiente para espabilarme.

Mil cosas por hacer. Yo siempre tengo mil cosas por hacer.

Los armarios aún por cambiar, con la ropa mezclada de verano, de invierno -llevan así años.

Esa fantástica costumbre heredada de mi madre (cambiar la ropa por temporadas), que nunca consigo cumplir, mantiene los armarios muy vivos.

El no conseguir separar los vestidos de noche, de los abrigos, y estos a su vez de la ropa estival, les provoca una inquietud fantástica.

Los colores se mezclan, los tejidos se rozan, lanas con seda, batista y punto, beige y negro, botas altas con sandalias.

Ellos lo llevan bien, y a mí , que pretendo llevar una vida ordenada, me recuerda que hay cosas que no puedo controlar, que tienen vida propia , ajena a mí, y lo acepto, y me mantiene con los pies en la tierra, consiguiendo sobrevivir de la improvisación.

Así es la vida: Fantástica e imprevisible.

Con muchos más de 40 ya cumplidos, la vida se me pasó volando.

Recuerdo que quería tener 18 años, cuando apenas tenía 15.
Recuerdo mis 23, fastidiada por ser demasiado mayor.
El cumple de los 40 -me sentó mal celebrarlo. Tenía tantos sueños incumplidos y tantos años gastados ya.

Y ahora, aceptando que no se puede prever absolutamente nada de lo que te pasa, los días pasan por mí haciéndome sentir la magia de la vida.

Dando a cada persona de mi mundo la importancia que debe tener en él.

Comprometiéndome sólo con las causas que me hacen vibrar.

Sabiendo que no todo tiene la misma importancia y que nunca hay que correr para llegar, independientemente de a dónde vayas, ya que probablemente el camino cambie durante el recorrido y seguramente termine perdida, encontrando al final un nuevo camino que me lleve a un lugar diferente del que al principio había previsto.

Probablemente nadie me entienda, yo misma no consigo hacerlo la mayoría de las veces.

Lo único que tengo claro es que no se puede planificar el camino a recorrer en la vida, la escuadra y el cartabón de mis años de estudiante los tengo guardados bajo la cama.

La vida te lleva hacia dónde debes estar, haciendo exactamente lo que viniste a hacer, con las personas con las que debes compartirlo , sacando, alejando de ella a las que no deban estar.

Así que no te preocupes si tu vida no es exactamente como te gustaría, seguramente debas pasar esta etapa difícil para encontrar el camino correcto, todo tendrá sentido un poco más adelante.

Poco a poco los problemas se irán diluyendo y lo veras todo mas claro.

Y te lo digo yo , que me encuentro justo en medio de la tormenta.

Yo que pensé , triste, que jamás tendría hijos, y resulta que mi niña había nacido hace unos años en otro país. Y aunque sólo me dice mami los domingo por teléfono, y sólo es mía en vacaciones, no por eso soy menos su madre y ella no es menos mi niña.

Yo que siempre pensé que tenía mala suerte con los hombres, me encontré por casualidad y sin buscarlo con el más dulce de entre todos ellos.

Yo que recordaba triste mi época de diseñadora de moda, he vuelto a tener que sacar mis pinceles, mis tijeras y mis máquinas , empujada por la vida.

Y es que ha sido ella la que me está llevando hacia mi lugar, es sólo que he tardado tiempo en darme cuenta que lo único que tengo que hacer es dejarme llevar, dejarme fluir con la vida, dejarme arrastrar como decía el título de aquel libro :

Hacia dónde el corazón te lleve .

Isabel Racero

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