la pequeña Sasha….by Lledó Ortiz

Hace once años , Sasha apareció en nuestras vidas por decisión de mis padres sin tener en cuenta lo que opináramos. Lo cierto  es que no me sentó  bien, hasta que la conocí . Entonces tenía 18 años  y no me apetecía compartir habitación con una niña de 7 años, soy muy «tiquis miquis» para mis cosas…

Siempre me acordaré del  instante en el que ella bajó del autobús. Llevaba una trenza un tanto deshecha, cazadora vaquera,  la mirada perdida, con unas ojeras que le llegaban a los pies, se la notaba agotada y nerviosa.

Y me robó el corazón, ya no me pertenecía..

Tan frágil y  vulnerable . Son muy valientes al irse tan pequeños con gente desconocida. A sus apenas 9 años , Sasha había entrado en un programa de «saneamiento» a nivel internacional , que aunque suene crudo, es lo que es. Miles de niños salen de sus hogares , en la zona 0 de Chernobyl , hacia un mundo desconocido y lejano , para intentar bajar los niveles de radiación en sus pequeños cuerpos.

VIVIR es el objetivo.

¿Cómo le dices a una niña que no te entiende que tu le llevas la mochila? Al principio se resistió, no quería que yo se la llevara pero antes de cruzar el paso de peatones, se cogió de mi mano y llevaba su mochila , que guardaba todas sus pertenencias.

El verano fue pasando, los primeros días complicados, ella no quería aprender a hablar español, era todo nuevo para ella y para nosotros. La ducha, su primera ducha, me metí con ella en el baño, me desnudé, me duché y luego le señalé para que entrara ella y así lo hicimos, luego llegaron las duchas de dos, que a ella le encantaban.

Ese verano trabajaba en el Corte Inglés de Valencia, estaba muchas horas fuera de casa, salía a las seis de la mañana y volvía a las diez de la noche, cuando Sasha escuchaba que los perros de los vecinos ladraban salía corriendo a buscarme y colgarse encima mía como una lapa. La alegría con la que te recibía era….no tenía palabras. He oído que estos niños no son cariñosos , pero a nosotros nos cayó la niña-lapa ¡

Mi madre se la llevaba todos los días a la playa, mi padre babeaba por otra niña que no era yo ( y recibía todos los mimos que merecía, yo soy un poco «siesa» y no soy muy de besos ni abrazos), mis hermanos….a la suya cada uno. La llevaba siempre conmigo, cuando no trabajaba y cuando salía de fiesta tenía que contestarle a mil preguntas que me hacia, «te esperaré despierta» me decía y mas de un día, cuando volvía a casa, estaba ella dormida con la luz encendida. Me había estado esperando hasta que sus ojos le traicionaban.

Ese verano pasó volando y el día que ella se iba yo trabajaba, al despedirme por la noche no solté ni una lágrima pero cuando me llamó para despedirse no pude evitar llorar y llorar, llorar porque una parte de mi se iba muy lejos y no sabía con seguridad que volvería, no era mi hermana, tampoco mi hija pero despertó en mi algo, que nunca podré explicar, aquello que me hizo sentir ese bichejo no lo había sentido antes.

En Septiembre  tuve un accidente a poco días de cumplir los 19 y ella se preocupó muchísimo. Mis padres no pensaban traerla en Navidades porque al estar yo en cama sin poder moverme…simplemente no era el mejor momento para nosotros pero, las analíticas que le hicieron no salieron muy bien y terminó viniendo. Se convirtió en mi cuidadora oficial, todo lo que le pidieras, cualquier cosa, incluso antes de pedírselo ya lo tenía.

La verdad es que Sasha y yo tuvimos mucha conexión desde el principio y sigo sin entender porque me quiere tanto cuando he sido la única que no le ha pasado ninguna, la noche de la sardina ( no quería comer sardina pero yo le hize comérsela y tardo unas cuantas horas), cuando la mandaba a pensar cada vez que me rompía algo por no pegarle cuatro gritos, cosas de hermanas, supongo….

Los años han ido pasando y las dos hemos crecido, hemos compartido experiencias buenas, experiencias maravillosas y otras muy duras. Siempre hemos estado ahí a veces cerca otras no tanto, las facturas de teléfono eran considerables.

A día de hoy soy una mujer casada y con un hijo de apenas 7 meses pero, ella ha estado presente en esos momentos, los hemos compartido y lo hemos hecho para que así fuera. Mi boda…la fecha se decidió cuando ella supo cuándo terminaría sus exámenes de la universidad y podría venir y mi hijo, su sobrino, su ahijado, nació a los dos días de que ella llegara a España, él y yo la habríamos esperado lo que fuera necesario.

Siempre he dicho y siempre diré que ella no es nada mio y lo es todo a la vez. No me siento ni su madre, ni su hermana, ni su amiga, pero al mismo tiempo lo es todo. Para mi hijo será su tía, su madrina y su hermana.

Porque aunque no nos unan lazos de sangre , nos une el corazón, que hace que  la balanza se incline hacia el lado de Sasha.

Si la gente supiera todo lo que estos niños aportan a nuestra vida, Ucrania se quedaría sin niños porque aunque tengas que correr con gastos de todo tipo y colores, siempre, siempre, siempre, te dan más de lo que jamás podrás darles tu.

Me siento muy agradecida con su familia por compartirla con nosotros, por ser nuestra familia ucraniana y sobre todo, ahora que soy madre, por confiar en nosotros para cuidarla y educarla.

Es una experiencia que no cambiaría por nada del mundo y que me ha hecho crecer como persona hasta límites insospechados. No hay palabras, simplemente, la quiero con locura!!!

Lledó Ortiz Soler